martes, 3 de mayo de 2011

Una sopa de letras

[La compositora Elena Mendoza (Sevilla, 1973). © Jaime Martínez]
El jurado que le concedió el Premio Nacional de Música de 2010 reconoció en Elena Mendoza (Sevilla, 1973) "su aportación a la promoción e internacionalización de la música contemporánea española", lo que en efecto la une a compositores de la generación que ronda los 40 años de edad (Sánchez Verdú, Torres, Posadas, Parra, Lazkano...) y que han conseguido una difusión de su obra por Europa y en disco con la que ni soñaron muchos de sus predecesores solo siete u ocho años mayores (aunque los Sotelo, Camarero o Rueda parecen haber entrado también en una dinámica parecida).

Fresca aún la publicación de Kairos que incluía una jugosa antología de su obra, es ahora el sello alemán Wergo quien presta atención a la compositora sevillana acercándose a una de las facetas por la que siempre ha mostrado mayor interés, la teatral. Niebla es una ópera creada en estrecha colaboración con el director de escena Matthias Rebstock a partir de la nivola homónima de Miguel de Unamuno. La obra se estrenó en Dresde en el año 2007 y, aun respetando el trasfondo filosófico, el juego de la realidad con la ficción que subyace en el original unamuniano, se configura como una pieza narrativa al uso, que sigue las andanzas del protagonista, ese Augusto Pérez que se desdobla en la figura del narrador e interpreta un actor.

El CD recoge una selección de unos 45 minutos (algo menos de la mitad de la duración total de la ópera) en los que se aprecia la entraña dramática de la música, escrita para un conjunto reducido de diez instrumentistas y tres solistas vocales (aparte el protagonista), con un tratamiento de la vocalidad no lejano al que viene siendo habitual en buena parte de la música alemana desde hace décadas, incluyendo bisbiseos, susurros y diálogos hablados. Música virtuosística, exigente, densa, pero construida a partir de una combinación de texturas que simula bien esa metáfora de la niebla como elemento que desdibuja los límites entre realidad y ficción. En cualquier caso, el disco parece esta vez medio insuficiente para la correcta apreciación de un trabajo que exige la visión completa de la obra teatral.

La escritura de Mendoza para la voz encuentra nuevos caminos en Fe de erratas (2008) para sexteto a cappella sobre textos de Felipe Benítez Reyes, obra en la que la sevillana recurre a la disolución fonética de las palabras, lo que en ocasiones superpone a las vocalizaciones y a la lectura rítmica de parte de los textos, conformando por momentos esa sopa de letras que se glosa en el quinto número de la pieza, en la que Mendoza vuelve a mostrar su refinamiento en el contrastado tramado de las texturas. Los Neue Vocalsolisten de Stuttgart hacen el resto con una interpretación soberbia. El Ensemble Recherche, que pasó hace poco por el ciclo de Contemporánea del Central, completa el CD con Gramática de lo indecible, obra escrita para el grupo sevillano Taller Sonoro, que la estrenó en Granada en el año 2009.
[Diario de Sevilla. 30-04-2011]


ELENA MENDOZA (1973): NIEBLA-SZENEN - FE DE ERRATAS - GRAMÁTICA DE LO INDECIBLE

1. Escenas de Niebla, ópera con libreto de Matthias Rebstock sobre la nivola homónima de Unamuno
[Oliver Nitsche, actor (Augusto y Narrador)
Uta Buchleister, mezzosoprano (Eugenia)
Katia Guedes, soprano (Rosario)
Guillermo Arnzorena, barítono (Mauricio)
Tobias Dutschke, percusión y recitador (Víctor)
Ensemble Courage und Gäste
Director: Titus Engel]

2. Fe de erratas
[Neue Vocalsolisten Stuttgart]

3. Gramática de lo indecible
[Ensemble Recherche]
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WERGO WER 6580 2 (Diverdi) [66'47'']
Grabación: Junio de 2009 (1), Diciembre de 2009 (2) y Enero de 2010 (3)


Mendoza: Fe de erratas. [11'01''] Neue Vocalsolisten Stuttgart

a. Comenzaré por asesinar a X, seguramente. O quizá le salve la vida, no sé. Todo dependerá de que encuentre o no un mecanismo de cierre adecuado. (A alguien, no obstante, tendré que matar.)


b. Decido poner bajo siete llaves la posibilidad de un argumento sentimental.


c. Todos los personajes deberían volar [...]. Tener alas, ser vampiros, ser fantasmas. Volar, chupar sangre, deambular por castillos.


d. Magos, moros, filólogos, psiquiatras, mercaderes genoveses...


e. Una sopa de letras. Una fe de erratas que ocupa doscientas páginas de letra menuda. Los personajes mueren de una página a otra y en la anterior ni siquiera han vivido. La historia no transcurre. No tiene tiempo dentro.


f. Un espacio de ficción insensato. Mirar a través de un caleidoscopio: la imagen que se adelgaza y que luego se ensancha, se disgrega, se reúne, desaparece.

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